Vuelta al cole: con burbujas, una hora más de clases por día y una asistencia algo menor

Miles de estudiantes regresaron a sus escuelas, aunque algunos no pudieron decir “presente”. No obstante ello, se vivió una jornada de reencuentro entre chicos y docentes.

Tras las vacaciones de invierno, y un período de suspensión de clases presenciales por la suba de casos de Covid-19, las escuelas de Córdoba volvieron a abrir sus puertas este lunes. Entre sonrisas y gestos de cariño, el estudiantado se volvió a encontrar con sus docentes, reunión que no se repetía desde el pasado 4 de junio. Por aquel entonces, la segunda ola de coronavirus había obligado a las autoridades a trasladar casi por completo la educación al sistema virtual.

Como ocurría antes de que se suspenda la presencialidad, las clases volvieron ayer a funcionar en burbujas. Los alumnos comenzaron a alternar la asistencia al aula con el aprendizaje a través de internet. Y al esquema que se utilizó hasta ahora, se le adicionó una hora de clase por día.

Diversas fuentes docentes consultadas por este medio confirmaron que la primera jornada sirvió para volver a organizar la asistencia a los colegios. Si bien una buena parte de esta tarea se realizó durante la semana anterior, quedaron detalles que se fueron puliendo ayer.

En varias escuelas coincidieron en un dato: la asistencia en el primer día fue algo irregular. Este fenómeno, sostuvieron, se acentuó en los establecimientos de la periferia de la ciudad Capital. Directivos y docentes resaltaron que la temperatura fue agradable, a pesar de que en la mañana el frío amenazó con arruinar el día de reencuentro con los chicos.

El mayor problema para las escuelas alejadas del Centro sigue siendo la conectividad. Por eso asumen que esta etapa, con una cuota mayor de presencialidad, puede significar una mejoría en la tarea educativa. El desafío, sostuvieron ayer por la mañana, está en “recuperar lo perdido”.

Desde el Ministerio de Educación de la Provincia destacaron que el regreso se dio en un marco de normalidad, con la implementación de burbujas en 4.754 escuelas a la que asisten unos 840 mil estudiantes.

“En esta primera jornada de regreso a las aulas la asistencia de estudiantes fue del 86 por ciento en instituciones de gestión estatal y privada”, remarcaron desde la cartera educativa. Al mismo tiempo, valoraron “el compromiso de los equipos directivos y docentes en el trabajo de reorganización institucional que permite el incremento de una hora más en la jornada escolar”.

Por su parte, la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) puso el foco en las necesidades que aún encuentra sin cubrir en las escuelas. “Debe completarse la vacunación de la totalidad de los docentes. Tienen que llamar a los que aún no fueron convocados para aplicarles la primera dosis y avanzar con la segunda. Y los estudiantes que están una hora más tienen que tener garantizada su ración del Paicor”, planteó, en diálogo con La Voz, la secretaria adjunta del gremio, Zulema Miretti, quien también pidió mejoras en el sistema de transporte público.

Una de las profesoras del Ipem 38 “Francisco Paulo de Mauro”, Anabel Alochis, dijo que tuvo sólo cuatro estudiantes. Todos asistieron y permanecieron con mantas en el cuerpo, para mitigar el frío de la mañana.

Belén, otra docente, de Punilla, sostuvo que una de las mayores dificultades del día fue la falta de frecuencia en los colectivos, lo que impactó en la asistencia de alumnos. “Hubo estudiantes y docentes que no pudieron llegar en transporte. Algunos lo hicimos caminando o haciendo dedo”, planteó.

“Un poco desorganizados, pero contentos”

Son las 8.30 de la mañana. El barrio 16 de Noviembre no tiene un ritmo frenético. Pero este lunes las calles que rodean la escuela Dr. René Favaloro se llenaron de vida.

Nora llega a su escuela saltando de la mano de su mamá. Las amplias veredas dominadas por la tierra se combinan con el intenso frío matinal. Pero nada importa: ella vuelve a su colegio.

Mientas camina va contando lo que quiere hacer: llegar, saludar a la “seño” y sentarse en su banco, al que no vuelve desde hace casi dos meses. También desea tomar “una taza caliente y un criollito”.

En unos cuantos minutos, se suma al tumulto de la puerta. Patricia, la directora, va “acomodando” a los chicos en la entrada, junto con el resto del plantel docente. Tanto como la tierra domina las veredas, las sonrisas tiñen las caras de todos los presentes.

De a poco comienzan las despedidas y la mañana va dando paso a la intimidad de la escuela. Los chicos, casi sin pronunciar palabra, van ocupando los bancos al rededor de las mesas. Tomarán una bebida tibia acompañada por un par de panes.

“Esto es la escuela. Largamos un poco desorganizados, pero contentos con que empiece la leche y que haya un criollito para el desayuno y la merienda. Es un avance, sobre todo si se largan las cinco horas”, dice la directora y agradece que los chicos llegaran con todo el abrigo que tuvieran a disposición.

Patricia considera que la falta de conectividad de los estudiantes hace que la presencialidad sea, casi, una bendición. “Ya vamos dos años sin conectividad y las autoridades piden que los estudiantes se matriculen por internet. Además, también nos piden que se entreguen los informes de progreso, con 13 hojas, por Ciudadano Digital”, recuerda.

La escena de los chicos a punto de entrar a sus aulas es esperanzadora para la comunidad educativa. “Para completar, necesitamos que nos provean una fotocopiadora. Los chicos en la virtualidad decaen porque no tienen cómo imprimir los materiales y no copian en sus cuadernos”, evalúa la directora.

Mientras tanto, la escena es cada vez más emotiva. Con el personal educativo recordando la importancia del distanciamiento, los estudiantes aprovechan la reunión para preguntarse cómo les había ido en el tiempo en que no se vieron.

“Hay un virus y nos tenemos que cuidar”, aprendió uno de los más chicos. “Si a la presencialidad le sumamos las fotocopias, vamos a estar avanzando”, cierra Patricia.

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