Los Precios Cuidados van por la escalera, y el resto va por el ascensor
El Gobierno autorizó un ajuste del 2,2% promedio en ese programa, de escasa relevancia en Córdoba, pero el resto de la canasta trepa a un ritmo muy superior. El episodio “Braun”.
Las consecuencias de la desafortunada broma del presidente de la cadena de supermercados La Anónima, Federico Braun, sobre las remarcaciones de precios por la inflación, cayeron como un baldazo de agua helada en el supermercadismo y también en la industria, sectores que en estos días vienen protagonizando una dura negociación con el Gobierno justamente por los precios.
El primer escenario donde se acusó ese impacto fueron las tratativas con el nuevo secretario de Comercio, Guillermo Hang, por la actualización de la lista del programa Precios Cuidados.
En esa mesa se ajustaron valores por el 2,2% promedio para un incomprobable listado de 1.359 productos que, como ya se conoce, tiene parcial cumplimiento en Córdoba.
Lo acordado en su momento con el renunciante Roberto Feletti, era que la actualización para el tramo 7 de junio al 7 de julio, sería del 1,71%.
La industria –en particular la alimentaria–, pedía ubicarse por encima de ese nivel para evitar más faltantes de los que hoy se ven en las góndolas, pero Hang cerró en el porcentual señalado.
El criterio abre, precisamente, el segundo escenario. Es decir, cómo continuará la negociación a la luz de la veloz reacción de la vicepresidenta, Cristina Fernández, quien salió por Twitter a “escrachar” a Braun, cuya cadena fue rápidamente rebautizada por el kirchnerismo como “ladrónima”.
Mirado por todos
Por imperio de esa gafe, todo el supermercadismo quedó bajó la lupa, en particular las grandes cadenas y Hang tampoco podrá escaparle de aquí en más a la mirada inquisidora del entorno cristinista, más aún cuando se trata de un funcionario designado por el repetidamente cuestionado ministro de Economía, Martín Guzmán.
“En el primer cuatrimestre del año, los precios de la canasta de alimentos y bebidas aumentaron más del cuádruple que en el resto de América Latina”, señala un reciente informe del Ieral-Fundación Mediterránea.
Hang, con un pasado en el Banco Central, “conserva un fuerte perfil técnico, es de trato amable, lo que lo diferencia de predecesores, y está muy linkeado con Guzmán, hay que ver cómo gira los próximos días a la luz de lo ocurrido con Braun”, señaló a La Voz un ejecutivo del retail que lo conoció hace un par de semanas.
La intención del funcionario es acordar “empresa por empresa” los precios para los artículos que están dentro del esquema controlado (con un achicamiento en la lista de productos) y también aquellos que funcionan por afuera. Ocurre que, con estos subiendo a mayor velocidad, la demanda se concentra en los que llevan un límite.
Aún cuando se reconoce que lo de Braun en el aniversario de la poderosa Asociación Empresaria Argentina (AEA) fue un chiste sobreinterpretado, en el supermercadismo en general hay un evidente malestar con el empresario y un reconocimiento “a los increíbles reflejos de la ‘tuitera’ (por Cristina), dignos de elogio”, apuntan en ese círculo.
“Nos dejó mal a todos, embarró la cancha, hace 12 años que tengo el mismo margen sobre ventas, auditado por KPMG”, se quejó el dueño de un mayorista cordobés quien defendió que el sector “no es el principal formador de precios”.
Frenar el ascensor
El episodio marca a fuego un momento tenso. Con el 2,2% de aumento, Precios Cuidados sube por la escalera, pero el resto de los precios van por el ascensor. Ese acompasamiento era un acuerdo tácito entre la industria y Feletti. “Si cumplimos, podemos mover libremente el resto de los precios para absorber la inflación en las de más categorías”, reconoció a este medio el ejecutivo de una importante bodega.
Claro en el esquema hay un par de límites que es el que impone por un lado la demanda (mayo mostraría una caída del consumo) y por otro la producción: ningún industrial quiere producir mercadería de más en un contexto complicado por la inflación y el abastecimiento de insumos.
Puestas las cosas así, las listas con precios nuevos no paran de llegar a las cadenas y también al comercio minorista. Es difícil saber cómo queda el valor de compra en aquellas bocas con decenas de sucursales, pero sí pueden verse algunos incrementos en la línea de almacenes y autoservicios que marcan el momento.
“Todos los ajustes de listas siguen el ritmo de 6 a 7 por ciento de inflación mensual”, reconocen en el retail. Para las pequeñas bocas, los incrementos parten del 6 y en algunos productos llegan al 15 por ciento, aunque a veces no son mensuales sino que se producen cada dos meses.
Listas complicadas
Algunos ejemplos grafican la situación y vale aclarar que mucho depende de los volúmenes de compra o de la cadena de distribución.
Entre el 18 de abril y el 17 de mayo, la Coca Cola en envase de pet por 2,5 litros pasó de 283,33 pesos a 308,33 pesos al público, lo que implica un ajuste del 8,82%. Para el caso de aguas saborizadas, Aquarius de 1,5 litros saltó de 152 a 168 pesos, el 10,52%.
En alimentos, hay situaciones diferenciales. Por ejemplo, los derivados de la harina muestran en general fuertes ajustes. Entre el 20 de marzo y e igual fecha de mayo, los spaghetis y tallarines de la marca Arcor verificaron un aumento del 33,31%. En el caso del paquete de medio kilogramo pasaron de 71 a 95 pesos.
Este ejemplo explica en parte por qué Hang no quiere alejarse del fideicomiso harinero, pese a que la industria asegura no tener más resto para seguir financiándolo. El objetivo es sumar más molinos.
Otro producto que podría haber tenido incrementos por ser también un derivado de commodities es la polenta que, sin embargo, no verificó ajustes en ese período: Prestopronta de 500 gramos está en 125 pesos, no cambió, aunque en Precios Cuidados está a 94,95 pesos.
Las mermeladas, uno de cuyos insumos esenciales es el frasco de vidrio, treparon casi el 10 por ciento en el ciclo señalado. La variedad de durazno de la marca Arcor pasó de 203 a 223 pesos.
El vino es otro producto donde el envase presiona los costos, sobre todo en las categorías de menor valor. La botella de Alma Mora, por ejemplo, subió el 15% en dos meses, de 375 a 430 pesos. Trapiche Alaris saltó en ese ciclo de 284 a 327 pesos.
Ponerle un freno a ese ascensor, es uno de las metas abiertamente declaradas por el secretario en las reuniones sostenidas hasta ahora. No será fácil a la luz de los problemas macro en la economía que también se evidenciaron en la semana que pasó.
“Se aceleró la depreciación de la moneda, generando un doble efecto sobre los precios internos. En un escenario local en el que los planos fiscal, monetario y cambiario no ayudan a mitigar los factores externos, la Argentina lidera el fenómeno de inflación en la canasta de alimentos y se encuentra frente a muchos obstáculos para resolverla”, concluye un análisis del economista del Ieral, Juan Manuel Garzón.
Fuente: lavoz.com