Kateryna, la ucraniana en Córdoba, iniciará los trámites para la residencia humanitaria
La Provincia prometió asistencia psicológica y acompañamiento para la inserción en Córdoba de la mujer que huyó de la guerra en Ucrania.
Kateryna Gorokhova (43), la primera ucraniana que llegó a Córdoba hace 10 días huyendo de la guerra en su país del este europeo, solicitará este jueves en la delegación local de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) ser beneficiaria de la residencia humanitaria que otorga el Gobierno argentino a quienes escapan del conflicto bélico, que comenzó el pasado 24 de febrero tras la invasión rusa.
Gorokhova, que demoró 11 días en llegar a Buenos Aires desde su ciudad Jérson, se convertirá así en la primera ciudadana ucraniana que inicie los trámites en la provincia de Córdoba para permanecer en el país por razones humanitarias. En Buenos Aires ya se iniciaron gestiones similares en los últimos días.
Kateryna tiene 43 años, es diseñadora de interiores y se encuentra actualmente en casa de un amigo argentino que la aloja en las sierras de Córdoba. Su historia y su odisea por cuatro países hasta su arribo a Ezeiza se conoció ayer en un reportaje publicado en exclusiva en La Voz.
Ayuda para la inserción
Desde el área de Atención Integral a las Mujeres Migrantes del Ministerio provincial de la Mujer, adelantaron que Kateryna tendrá a disposición asistencia psicológica, asesoramiento para los trámites migratorios, acceso a una profesora de español (en convenio con la Facultad de Lenguas de la UNC) para facilitar su inserción, a servicios de salud y a programas de asistencia.
Los procesos de adaptación de las personas que huyen de la guerra y de otros eventos traumáticos requieren de acompañamiento.
En este sentido, Marta Guerreño López, coordinadora del área de atención a mujeres migrantes, sugirió la creación de un corredor humanitario donde los gobiernos sean los responsables de la inserción.
“No basta con visas por razones humanitarias frías sino el compromiso de políticas públicas concretas”, opinó. “Hay muchas personas que desean colaborar y no saben cómo hacer; una buena acción sería propiciar estos espacios y no endosar a las ONG y colectividades tareas para las cuales no están preparadas”, remarcó.
Documentación
Hace pocos días entró en vigencia la disposición de la DNM 417/2022 que promueve la protección temporal de los ciudadanos ucranianos que estén escapando de la guerra. Dicha resolución determina condiciones y garantías para la permanencia durante tres años en la Argentina. Vencido el plazo, los interesados podrán gestionar la residencia definitiva.
Los beneficiarios, además, están eximidos del pago de las tasas migratorias por “encuadrar su situación en el estado de vulnerabilidad”.
De esta manera, Kateryna y otros ucranianos que lleguen al país están en condiciones de gestionar este visado que se enmarca en Ley de Migraciones 25.871 que, en su artículo 23 inciso M considera residentes temporarios por razones humanitarias a quienes ingresen invocando razones que justifiquen “un tratamiento especial”.
El trámite que iniciará Kateryna no será un pedido de refugio o de asilo, sino una gestión de mayor celeridad.
Gorokhova ingresó a la Argentina el 6 de marzo con su pasaporte ucraniano. Según relató la mujer, al arribar solicitó información sobre refugio en la Argentina en Migraciones, donde le entregaron un papel para que se comunicara con la Comisión Nacional para los Refugiados (Conare).
La historia
Kateryna huyó de su Ucrania natal el mismo día que estallaron las primeras bombas en su ciudad Jérson, en el sur del país, a 250 kilómetros de la península de Crimea, anexada por los rusos a su territorio en 2014. Todavía tiene miedo, dijo a este diario.
La mujer narró que hace tiempo tenía pensado viajar a Argentina a estudiar el idioma español, pero la guerra cambió los planes. “Dejé todas mis pertenencias y huí”, relató.
El 24 de febrero dejó su casa con el pasaporte y un pequeño bolso con ropa. Sin poder comunicarse con su madre ni con su hermano, se marchó conduciendo su auto buscando una vía de escape.
El primer destino fue hacia el norte del país mientras ultimaba detalles con un amigo en Córdoba para refugiarse en la Argentina. Su única certeza era que debía llegar a Frankfurt, en Alemania, para tomar su vuelo a Buenos Aires.
Hasta lograrlo, y entre tantas cosas, recorrió 600 kilómetros en vehículo y a pie, y pernoctó en dos centros cristianos de asistencia a migrantes.
Hoy, en su casa serrana temporal, asegura siente un “un dolor muy grande”.